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sábado, 7 de febrero de 2015

Trinidad Ruiz Mares, "La Tamalera".

Trinidad Ruiz Mares, "La Tamalera"

En el domicilio de la calle Pirineos Nº 15 en la colonia Portales (Ciudad de México) Trinidad Ruiz Mares vivía una verdadera pesadilla. Su pareja sentimental de nombre Pablo Díaz Ramírez (quien usaba otros seis nombres) era un peluquero de oficio que la golpeaba a ella y a sus hijos (descendencia de un matrimonio anterior). Pablo Díaz Ramírez también trabajaba irregularmente y padecía de alcoholismo.

El 19 de julio de 1971, hubo una discusión entre él y Trinidad por dinero. Él le quitó todo lo que ella había juntado para pagar las cuentas del mes, y en el pleito, Pablo golpeó a la mujer y a sus hijos, a quienes ella mantenía vendiendo tamales. Ese día Trinidad Ruiz Mares decidió poner fin al estilo de vida que llevaba. Con un golpe certero en la cabeza propinado con un bate de béisbol, acabó con la vida de Pablo. 

Las piernas y los brazos del hombre fueron encontrados en un lote baldío al sur de la ciudad. El cuerpo había sido descuartizado para que las partes puderan entrar en la bolsa que utilizó para deshacerse del cadáver. Fue fácil identificarlo por sus huellas debido a que la víctima contaba con antecedentes penales (Pablo había estado preso por abuso y por golpear a otro hombre).

Cuando la policía llegó a la casa de La Tamalera, la sorpresa se la llevaron los investigadores al encontrar la cabeza de Pablo cocida en una olla. La mujer dijo que con el resto del cuerpo (el torso) había preparado los tamales de esa semana. Ante el juez, ella se echó toda la culpa del homicidio y del descuartizamiento de su pareja (quien aún estaba vivo mientras sus extremidades inferiores eran separadas del cuerpo), debido a que habían sospechas de que alguno de sus hijos y un yerno también eran cómplices.

La Tamalera fue condenada a 40 años de prisión y murió en la cárcel a pesar de todos los esfuerzos realizados para que quedara libre. Una parte de la justitica quería declarar el caso como asesinato por defensa personal, pero las voces machistas de la época determinaron lo contrario.

No obstante, muchos mensajes en Internet discrepan con algunas versiones tomadas como “oficiales” y aclaran que esta historia tiene más de mito urbano que de realidad. Usuarios de redes sociales (e incluso algunos que provienen del mismo lugar donde vivió La Tamalera) aseguran que la discusión no fue por dinero, sino porque el esposo estaba golpeando a los hijos. Aseguran también que la cabeza no fue hervida y que tampoco se comprobó que llenara los tamales con carne humana.

Asimismo, también hay una confusión con el caso de Emilia Basil, una asesina libanesa radicada en Argentina que en 1973 estranguló, descuartizó y cocinó a un amante, con el cual sí rellenó las empanadas que servía en su restaurante. 

Información de Youtube, Archivo Muerto: La Tamalera de Portales/Comunidad con Óscar Cedillo.

Mujeres Asesinas

domingo, 28 de diciembre de 2014

María Alejandra Lafuente Casco, la descuartizadora de Ciudad de México

María Alejandra Lafuente

María Alejandra Lafuente Casco es una psicóloga que descuartizó el cuerpo de su esposo y luego esparció los restos en distintas partes de la Ciudad de México.

El nombre de la víctima era Allan Carrera Cuellar, e ironías de la vida, parece que se encontró con la psicóloga luego de que su hija se la presentara, ya que la joven era paciente de María Alejandra Lafuente. En su consultorio, la asesina atendía a jóvenes y adolescentes pero dejó de tratar a la chica cuando esta se enteró que su padre estaba saliendo con la profesional.

Según afirman algunos portales de Internet, Allan Carrera Cuellar tenía problemas con el alcohol y sufría de depresión. Tampoco tenía trabajo, aunque sí contaba con algunos negocios en el Distrito Federal que le permitían un buen pasar. Él también hacía terapia, casualmente con el padre de la descuartizadora, el Dr. Alberto Eduardo Isidro Lafuente Grimaldi.

Cuando Allan Carrera desapareció, el Doctor llamó a los padres del propio desaparecido y les informó que tampoco podía ubicar a María Alejandra Lafuente (su hija y pareja del desaparecido). Luego descubrió que ella se había internado en el Instituto Nacional de Psiquiatría (para ocultarse según mencionan algunos medios), con la policía ya pronta para arrestarla.

Los restos de Allan Carrera habrían desaparecido en una maleta roja que María Alejandra Lafuente transportó en su camioneta. El asesinato habría ocurrido terminando octubre o a comienzos de noviembre del presente 2014, dejando la Ciudad de México con partes del cuerpo esparcidas por doquier. Los capitalinos encontraron un torso humano despojado de las extremidades torácicas y pélvicas en la esquina de las calles Anáhuac y Quintana Roo, en la colonia Roma de la delegación Cuauhtémoc.

También se reportó por la tarde que en la calle Jaspe, en la colonia Valle Escondido (Tlálpan) se hallaron distintos restos humanos en bolsas de plástico negras, pertenecientes a las extremidades superiores e inferiores, aunque no tenían las manos ni los pies.

Los restos fueron trasladados al instituto de Ciencias Forenses donde los investigadores pudieron determinar que pertenecían a un mismo cuerpo, aún sin identificar. Posteriormente, gracias al trabajo de la Procuraduría y a la información del Centro de Atención a Personas Extraviadas y Ausentes (CAPEA), pudieron dar con la identificación del cuerpo. Se trataba de Allan Carrera Cuellar de 41 años.

La psicóloga María Alejandra Lafuente, quien descuartizó a su marido en noviembre pasado, puede estar involucrada en otros homicidios.

María Alejandra Lafuente en la playa
La asesina ya había estado detenida en otra oportunidad por haber tratado de quitarle la vida a su primer marido frente a su hija. Por otra parte, su ex paciente (la hija del hombre descuartizado) explicó a las autoridades que también habido sido amenazada de muerte por la propia psicóloga, cuando se opuso a que ella saliera con su padre. Como si fuera poco, hay sospechas de que María Alejandra Lafuente pudo haber cometido otro asesinato en el 2012, año en que las autoridades encontraron un balde con una cabeza humana y un brazo, afuera de la casa de la familia Lafuente. En el intento de asesinato de su primer marido, fue declarada inimputable lo cual no resultó impedimento para regresar a su profesión.

Según declaraciones del primer esposo de María Alejandra Lafuente Casco, ella habría tratado de asesinarlo de la siguiente forma: le pidió que entrara a la sala y se sentara en un sofá que extrañamente estaba cubierto de plástico. En un principio se negó, pero la cónyuge le dijo que su hija tenía usa sorpresa para él y procedió a taparle los ojos.
Sin embargo, al no oír que la niña se acercara ni tampoco su voz, terminó de comprender que algo pasaba, al momento que recibe un fuerte golpe en el cráneo con el atizador de la chimenea. La víctima se quitó inmediatamente la venda de los ojos y le pidió a
María Alejandra Lafuente que se calmara, pero continuó recibiendo agresiones. Al intentar escapar, notó que la puerta estaba cerrada y además, la agresora tomó un cuchillo de cocina con el cual lo hirió en el abdomen y en la espalda. Estaba acorralado. Intentó quitarle el cuchillo de las manos, pero ella le mordió el brazo. También intentó inyectarle una sustancia con una jeringa.

Como mencionábamos, todos estos hechos fueron presenciados por la hija del atacado. María Alejandra Lafuente terminó presa, pero quedó libre al ser declarada inimputable.

El asunto tampoco termina aquí: con un hombre muerto, otro casi asesinado y un crimen que data del 2012 que también apunta a ella, al parecer, la acusada tendría la ayuda de su padre, el Dr. Alberto Lafuente Grimaldi, quien sería cómplice al encubrirla y desviar la atención de la opinión pública.

En el caso de la muerte de Allan Carrera Cuellar, también se sospecha que el doctor pudo haber estado implicado e incluso, planificado la muerte del paciente durante años para despojar a la víctima de sus bienes (los cuales hasta el momento, están desaparecidos). Supuestamente, la familia de psicólogos tendría participación en las muertes mencionadas, de este modo, existen sospechas de que en realidad se trata de una banda de asesinos seriales.

Para este crimen, la asesina usó el celular de la víctima para enviar mensajes a los familiares del descuartizado Allan Carrera, y que sus allegados creyeran que se encontraba bien, por ende, evitando que lo denunciaran como desaparecido.

María Alejandra Lafuente ha sido acusada por el delito de homicidio calificado con razón de parentesco. En su domicilio, fueron halladas la cabeza y las manos de Allan Carrera, es decir, las partes faltantes de los restos que se encontraron en la ciudad. También se halló una sierra eléctrica. Los peritos dieron con rastros de sangre en una de las recámaras del baño, un colchón y un trozo de alfombra cortados, que seguramente contenían la sangre de la víctima.
María Alejandra Lafuente será además investigada por el crimen del año 2012.

jueves, 4 de diciembre de 2014

Roxana Valdés Caro/Cano

Roxana Valdés Caro

Roxana Valdés Caro, una asesina de 39 años y oriunda de Chile, descuartizó y cocinó a su pareja (o lo que quedaba de ella) en una olla después de acusarlo de robarle 7300 euros.

Primero le disparó varias veces en el tórax después de una discusión y forcejeo, y como medida para deshacerse del cadaver, optó por descuartizar a la víctima poniendo las partes en una olla de gran tamaño. Después de que fueron cocinados, los restos terminaron en una bolsa de basura y próximamente en un contenedor.

El hecho ocurrió en la ciudad de Molina a 200 Km de la capital trasandina. Roxana Valdés Caro se entregó a la policía y fue arrestada inmediatamente acusada de asesinato, bajo la carátula de parricidio.

La víctima se llamaba Carlos Ramírez (aunque en algunos sitios figura como Claudio Muñoz); de 43 años. Convivía con Roxana desde hacía tres años y tenía un hijo de 8 meses.

La madre de la asesina, salió en su defensa declarando que Roxana Valdés era víctima de violencia intrafamiliar y no había podido recuperarse de la depresión por haber perdido un hijo. De hecho, ya había presentado denuncias contra la víctima.

Algunas apreciaciones: el nombre completo de Roxana también figura como Roxana Valdés Cano en algunos sitios y otros mencionan que puso los restos de su pareja en un auto para luego tirarlos a las afueras del pueblo.
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