En el domicilio de la calle Pirineos Nº 15 en la colonia Portales (Ciudad de México) Trinidad Ruiz Mares vivía una verdadera pesadilla. Su pareja sentimental de nombre Pablo Díaz Ramírez (quien usaba otros seis nombres) era un peluquero de oficio que la golpeaba a ella y a sus hijos (descendencia de un matrimonio anterior). Pablo Díaz Ramírez también trabajaba irregularmente y padecía de alcoholismo.
El 19 de julio de 1971, hubo una discusión entre él y Trinidad por dinero. Él le quitó todo lo que ella había juntado para pagar las cuentas del mes, y en el pleito, Pablo golpeó a la mujer y a sus hijos, a quienes ella mantenía vendiendo tamales. Ese día Trinidad Ruiz Mares decidió poner fin al estilo de vida que llevaba. Con un golpe certero en la cabeza propinado con un bate de béisbol, acabó con la vida de Pablo.
Las piernas y los brazos del hombre fueron encontrados en un lote baldío al sur de la ciudad. El cuerpo había sido descuartizado para que las partes puderan entrar en la bolsa que utilizó para deshacerse del cadáver. Fue fácil identificarlo por sus huellas debido a que la víctima contaba con antecedentes penales (Pablo había estado preso por abuso y por golpear a otro hombre).
Cuando la policía llegó a la casa de La Tamalera, la sorpresa se la llevaron los investigadores al encontrar la cabeza de Pablo cocida en una olla. La mujer dijo que con el resto del cuerpo (el torso) había preparado los tamales de esa semana. Ante el juez, ella se echó toda la culpa del homicidio y del descuartizamiento de su pareja (quien aún estaba vivo mientras sus extremidades inferiores eran separadas del cuerpo), debido a que habían sospechas de que alguno de sus hijos y un yerno también eran cómplices.
La Tamalera fue condenada a 40 años de prisión y murió en la cárcel a pesar de todos los esfuerzos realizados para que quedara libre. Una parte de la justitica quería declarar el caso como asesinato por defensa personal, pero las voces machistas de la época determinaron lo contrario.
No obstante, muchos mensajes en Internet discrepan con algunas versiones tomadas como “oficiales” y aclaran que esta historia tiene más de mito urbano que de realidad. Usuarios de redes sociales (e incluso algunos que provienen del mismo lugar donde vivió La Tamalera) aseguran que la discusión no fue por dinero, sino porque el esposo estaba golpeando a los hijos. Aseguran también que la cabeza no fue hervida y que tampoco se comprobó que llenara los tamales con carne humana.
Asimismo, también hay una confusión con el caso de Emilia Basil, una asesina libanesa radicada en Argentina que en 1973 estranguló, descuartizó y cocinó a un amante, con el cual sí rellenó las empanadas que servía en su restaurante.
Información de Youtube, Archivo Muerto: La Tamalera de Portales/Comunidad con Óscar Cedillo.
Mujeres Asesinas
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