Aileen Wuornos fue considerada la primera asesina en serie por el FBI. En los tribunales, admitió que cometió todos sus crímenes sin remordimiento alguno y que si saliera libre los volvería a cometer. Aileen Wuornos fue el perverso resultado de una infancia infeliz y tortuosa. Un ser trastornado que mostró con violencia su odio hacia la humanidad.
Hija de un abusador de menores a quien nunca conoció, ella y su hermano fueron criados por sus abuelos que los adoptaron y se hicieron pasar por sus verdaderos padres, hasta que a los 12 años, el descubrimiento de la verdad la marcaría para siempre.
Su abuelo era alcohólico y abusaba físicamente y psicológicamente de Aileen. Esto la convirtió en una joven solitaria y retraída que no lograba empatía con nadie en la escuela o en el barrio. Aileen Wuornos también comenzó a prostituirse en la pubertad con los chicos de la escuela a cambio de unas monedas y cigarrillos. A los 14 años quedó embarazada y su bebé fue dado en adopción. Siguió prostituyéndose y comenzó a robar.
A los 20 años se mudó a Florida donde siguió su vida delictiva, descrita como una persona explosiva que generalmente estaba drogada o alcoholizada. Fue apresada en múltiples ocasiones por manejar ebria, no tener licencia, robo de automóviles, disturbios en lugares públicos y robo a mano armada, por lo que pasó tres años en la cárcel.
En 1986 conoció a Tyria Moore en un bar gay y pronto se fueron a vivir juntas pero pasaban por problemas financieros debido a que Aileen Wuornos ya no conseguía tantos clientes. Su primer asesinato lo cometió en 1989 cuando abordó a Richard Mallory en la carretera. Según Aileen, el hombre se tornó agresivo y trató de violarla por lo que le disparó cuatro veces con su arma.
A partir de entonces, su violencia se volvió incontrolable. Aileen Wuornos estableció un patrón: atraía camioneros o gente de la carretera, los mataba de varios balazos, les robaba y los dejaba tirados en alguna parte del camino. Luego de otros seis asesinatos, todos cometidos en 1990, la policía pudo atraparla gracias a que tuvo que dejar sus huellas digitales en una casa de empeño, cuando vendió un objeto robado a unas de sus víctimas. La policía hizo un trato con Tyria Moore, le ofreció impunidad a cambio de contar todo lo que sabía sobre Aileen Wuornos y de convencerla de confesar sus crímenes.
Finalmente Aileen, admitió sus delitos pero aseguró que el primero fue en defensa propia. Durante el juicio no mostró arrepentimiento alguno y manifestó su profundo odio contra la humanidad, asegurando que volvería a matar si quedara libre. Fue sentencia a morir por inyección letal, condena que se cumplió en octubre de 2002. Su historia fue llevada al cine en la película Monster protagonizada por Charlize Theron, cuyo papel le valió el Oscar como Mejor Actriz en el año 2004.
El texto de la publicación puede encontrarse en el siguiente video: Las mujeres asesinas más perversas de la historia
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