Charles Clarkson, un ingeniero de ferrocarril que vivía en Chicago, era joven, guapo y el objeto de mucha admiración del sexo opuesto. Su esposa por el contrario, era fea, así que creía -equivocadamente o no- que la amplia diferencia entre ambas apariencias personales, impidiría a su marido amarla. Asi que... ella resolvió matarlo; pero el boticario -a quien le pidió el veneno estricnina- tuvo grandes sospechas de esta mujer por lo que le dio una sustancia inocua en su lugar.
Al fracasar en su intento de asesinato, ella cambió de plan: arruinaría su buena apariencia. Mientras que él estaba dormido, le arrojó vitriolo (ácido sulfúrico) a la cara. Lo desfiguró terriblemente.
Información publicada en el semanario Sedalia Weekly Bazoo, el 8 de marzo de 1881, en Missouri, EEUU.
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